Me dedico a la reparación de abolladuras sin pintura desde hace más de una década. Aprendí este oficio en Argentina, donde se conoce como “varillero”, y lo he perfeccionado con cada vehículo en el que trabajo. Mi objetivo es siempre el mismo: recuperar la forma original del coche sin que pierda su pintura de fábrica.
No necesitas dejar tu coche semanas en un taller ni pagar por repintados completos. Mi trabajo es rápido, limpio y pensado para ahorrarte tiempo y dinero.
Elegir un varillero significa confiar en un especialista que sabe cómo tratar la carrocería sin dañar su valor.
Cada reparación mantiene intacto el color de fábrica. No hay diferencias de tono ni barnices que alteren el acabado. Tu coche conserva su estética original, algo clave para su valor de reventa y su aspecto a largo plazo.
Puedo desplazarme a tu domicilio o realizar la reparación en un espacio especializado. La mayoría de los daños se corrigen en pocas horas, sin dejar tu coche días en el taller. Mi prioridad es que vuelvas a conducirlo lo antes posible.
El método PDR evita procesos costosos de desmontaje, masilla y repintado. Eso se traduce en un precio más accesible y justo, sin renunciar a la calidad del resultado final.
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